Hacia el este de las Islas Antillanas, desde el mar a la montaña fue creando, el más bello de los pueblos de Borinquen, al que Dios canta una nana en su regazo. Quiso Dios bendecir a mi Naguabo con la tierra, con los bosques, con las fuentes, y su mar, bello espejo del oriente, donde el cielo jugueteaba al arrebor. Mi Naguabo del querer, Mi Naguabo del soñar por tus calles me crié y tu plaza fue mi hogar. Mi Naguabo del querer, Mi Naguabo del soñar por tus calles me crié y tu plaza fue mi hogar. Es mi orgullo, es un honor ser de Naguabo. Es mi cuna del Terruño Borinqueño. ¡Qué feliz haber nacido en este pueblo y que bueno es sentirse naguabeño!